"dime uno..." me dijiste del otro lado de la línea con la voz entrecortada por el llanto:
me acuerdo de esos viejitos que desde chiquita siempre me acompañaron y que quise de alguna forma:
- cuando mi tio Pancho jugaba a la pelota conmigo y sus trucos para reparar las que se ponchaban... el periódico doblado metido en la bolsa trasera del pantalón. Mi mamá dice que siempre leía la nota roja, paradójicamente su muerte salió en los periódicos amarillistas con notas de ese tipo.
- don Artemio sentado en el piso contemplando la naturaleza plena mientras fumaba su cigarro, los dólares que me regalaba para que me comprara "cualquier cosa". algo dentro de mí sabía que esos 2o doláres que me regaló el verano pasado serían los últimos que me regalaría.
- los 12 de diciembre en casa de mis tios los jimenez (Lupe y Leonídes); el mole que nunca faltaba, su casa enorme, sus ranchos verdes vastos verdes. La última vez que vi a mi tía fue en enero de este año, nos invitó a mi mamá y a mi un puchero delicioso. También supuse con tristeza cuando nos fuimos de su casa que sería la última vez que la vería.
- mi tio Chicoché; el científico con su máquina quita cáncer, sus remedios de miel para la garganta.
- mi tio Audomaro, típico señor de rancho; piel dura, sombrero, caballo.
y aunque me de tristeza que se hayan muerto estoy contenta por que vivieron una vida muy larga... en estos tiempos eso es una bendición.
les dejo este video con mucho cariño, a lo mejor si existe el cielo u otra dimensión en donde se estén divirtiendo de lo lindo; donde no existe artritis, cáncer, incontinencia ni ningún otro mal ;)
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